En la mediación penal, víctima e infractor, a través de un proceso de diálogo y comunicación confidencial, conducido y dirigido por un mediador imparcial, se reconocen capacidad para participar en la resolución del conflicto derivado del delito.
Se posibilita la reparación del daño causado y la asunción de las consecuencias provocadas, propiciando en el investigado las ventajas atenuatorias de haberse sometido a la mediación con rebajas de la pena que pueden llegar hasta 2 grados y permitiendo a la víctima ser escuchada y resarcida. De acuerdo con el Consejo General del Poder General, la mediación penal busca los siguientes fines: